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  • Pedro Verdugo y Leonardo Maldonado

Un puente sobre una tasa de Té

Actualizado: 10 dic 2022

En el libro "El factor humano", John Carlin cuenta una de las más impresionantes historias políticas de "Colaboración Extrema" de todos los tiempos.

Pocos meses antes de las elecciones en las que Nelson Mandela iba a ser electo presidente de Sudáfrica con el apoyo del 80% de la población negra del país, el general Constand Viljoen fue convocado por sectores de ultraderecha para organizar un movimiento armado que impidiera dichas elecciones. Viljoen era un líder muy popular del ejército sudafricano, que había participado activamente en la guerra de Angola.

Carlin relata que Mandela, al enterarse de que Viljoen contaba con alrededor de 50 000 paramilitares armados, lo invitó a una reunión. Por un momento imagina que tu peor enemigo, el que quiere destruir todo aquello en lo que crees, te invita a una reunión. Bueno, quizá tú eres una de esas buenas personas que siempre están dispuestas a conversar... Pero Viljoen era un soldado que había vivido ya una guerra, y que disponía de su propio ejército.

De algún modo, con la ayuda de un hermano del general, que era anti-apartheid, Mandela se las arregló para que aceptara la reunión. Una reunión secreta, en un lugar elegido por el equipo del líder negro. El propio Viljoen cuenta que mientras caminaba hacia el interior del lugar de la reunión él esperaba encontrarse con un terrorista lleno de odio y resentimiento por los veintisiete años de prisión, con ganas de llegar al poder para obtener su revancha. Pero, en lugar de ello, se encontró con un caballero vestido impecablemente, que apenas lo vio entrar, lo saludó y se dispuso a servir el té para ambos. Parece ser que la frase «el té es lo mejor que nos dejaron los ingleses» fue dicha por Mandela en ese momento y más tarde recogida por los guionistas de Clint Eastwood para una escena diferente en la película Invictus. Lo cierto es que se sentaron a conversar, y allí Mandela le mostró una nueva manera de mirar la situación en la que ambos se encontraban, que cambió para siempre el futuro de Sudáfrica.

Le dijo que estaba en conocimiento de que Viljoen disponía de un ejército bien armado para impedir las elecciones. Pero también le dijo — y en ese momento el asombro del general se hizo más grande — que entendía perfectamente por qué estaba haciendo eso. Que entendía que él, Viljoen, deseaba proteger a quienes consideraba su pueblo, especialmente del tremendo peligro de que los negros, por fin en el poder, buscaran venganza, destruyeran sus casas y sus negocios y masacraran a sus familias. Que compartía los sentimientos de alguien que busca proteger a los suyos.

Y también le dijo que el problema era que al hacerlo iba a hacer estallar una guerra civil.

Y que una guerra como esa iba a ser larga y atroz. «Ustedes tienen muchas armas, pero nosotros somos muchos más». Imposible predecir de antemano quién ganaría, pero lo que estaba claro, siguió, es que en el transcurso de dicha guerra muchas de las familias que Viljoen buscaba proteger iban a sufrir pérdidas terribles, y tendrían que lamentar muertes y tragedias incontables. Es decir, concluyó, que lo que el general estaba tratando de evitar sería gatillado precisamente por sus acciones para evitarlo. Era una paradoja de la cual parecía imposible salir. Una pesadilla.

Pero Mandela podía ofrecerle ayuda. Si el general confiaba y deponía las armas, Mandela garantizaba que no habría ni venganzas ni masacres de ningún tipo. Y seguramente ya sabes el final de esta historia.

Esto es lo que dijo Viljoen, en palabras de Justo Barranco:

«Había creído que los negros estaban para servir a los blancos. Había creído en la segregación racial para mantener las reglas y criterios civilizados de los blancos. Había creído que eran los amos y señores de Sudáfrica, el pueblo elegido, y que tendrían su propio paraíso apartado de razas inferiores. Había creído que debían preservar su país del comunismo ateo de los negros. Y había luchado por ello. Después de todo, es lo que le habían enseñado».

Esta "Constelación de Narrativas" como diría Tamim Ansary definían como Viljoen miraba el mundo y sus posibilidades de acción. Pues bien, ese hombre, a pesar de todas esas historias en las que había creído por tantos años, depuso las armas, permitiendo que las elecciones tuvieran lugar y Mandela fuera el primer presidente negro de Sudáfrica, iniciando un período de gobierno en el que trabajó incansablemente para reconciliar a un país dividido y convertirlo en uno solo.


Para lograr escucharnos es necesario desapegarnos de que nuestras narrativas son las que realmente describen el mundo allá afuera y escuchar con atención las narrativas del otro, nosotros no elegimos las maneras en que miramos el mundo (fue forjada por nuestra historia) y el otro tampoco eligió las suyas.


Muchas veces nos parece que nuestras diferencias son tan grandes y profundas que es imposible tender un puente y colaborar en lo que sea. Mandela nos dio una clase magistral de que siempre es posible!

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